Los Cambios, La Resiliencia y El Sentido de Vida

A lo largo de nuestras vidas continuamente afrontamos cambios, y aunque algunos pueden ser favorables y positivos para nosotros, otros pueden no parecerlo así; los cambios en general nos representan un reto y es común que opongamos algún tipo de resistencia ante ellos ya que nos resulta más cómodo y seguro continuar con el statu quo.

Los cambios pueden tomarnos por sorpresa, obligarnos a modificar nuestras actitudes y nuestras conductas e incluso llevar a replantearnos nuestro sentido de vida, por todo ello suelen resultarnos intimidantes y comúnmente mostramos resistencia, es una respuesta natural ante la sorpresa y la incomodidad que nos producen. Sin embargo, el abordarlos de una manera resiliente puede marcar una diferencia muy importante en nuestra calidad de vida.

La resiliencia es un término de la física que se ha adoptado para describir también cuestiones de índole psicológico y social, así, la resiliencia originalmente hace referencia a la capacidad que tienen los objetos de regresar a su estado inicial después de haber sufrido algún tipo de intervención o manipulación, un ejemplo muy sencillo es el de las esponjas de celulosa que tras haber sido comprimidas o estiradas regresan a su estado inicial; igualmente los seres humanos poseemos la capacidad de adaptarnos a una nueva realidad, sobreponernos a las adversidades y recuperar el estado de homeóstasis o equilibrio.

Para ejercitar o desarrollar la resiliencia es muy importante considerar el sentido de vida, el sentido que le damos a las experiencias que vamos viviendo y el propósito o significado que encontramos en ellas, y que éste no es algo estático o fijo, sino algo que se va construyendo a partir de las vivencias que vamos teniendo y que van forjando nuestra experiencia de vida, cada nueva experiencia representa un cambio, ya sea de visión o de circunstancia de vida, o ambas, y ahí es donde entra en juego la resiliencia, que nos permite no sólo aceptar, sino abrirnos a la nueva realidad, a la experiencia de cambio y adaptarnos a la nueva circunstancia.

Si consideramos la vida como un proceso de aprendizaje continuo, o como un viaje de exploración y autoconocimiento, nos será mucho más fácil encontrar nuestro sentido de vida e irlo reconstruyendo a partir de las nuevas experiencias que vamos teniendo, con esta visión nos resultará más fácil abordar de una manera resiliente los cambios que se nos vayan presentando.